De algún modo sabíamos que separarnos eran meros tecnicismos; que la distancia real entre el no estar juntos al dejar de pertenecernos, no se aplicaba a nuestra naturaleza irrompible.
De algún modo sentíamos que cualquier hasta nunca subtitulaba un siempre, y que toda certeza generaría futuras dudas.
De algún modo supimos, que la tortura de todo ello seria nuestro eterno consuelo.
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