lunes, 20 de diciembre de 1999

Despojados de unos besos que entibiaban almas, arrancados del sabor de saberse imprescindibles, este amargo desarraigo que rechaza todo acercamiento, aunque de sinceridad se trate y de confusión se nublen los ojos
¿Acaso mi corazón te amó más que mi juicio y es él quien reclama a gritos por tu ausencia? Acaso nada duela mas profundo que el olvido, o el vacío de los sueños no me baste para vida.

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