domingo, 19 de diciembre de 2004

A sus pies quizá encuentre una razón sin corazón, pero si de zapatos se trata, entonces busque por debajo de los cantos de los sapos; que si son bellos no sé decirle con noción, pero que los hay de colores brillantes como lentejas... ¿o son moralejas esas? más bien me suena a gorrión. Será por la serenata de encuentros desmejorados, que trae de los más raros, bocados exagerados; lo que no asegura nada, sólo devuelve la incongruencia de que por este lateral, la marea crece como piloto sin freno. Y ante todo me temo que debería callar, ya que en silencios nocturnos mas vale pájaros diurnos, que cientos de insectos volando por azar. ¡Pero que me pesquen sin abrigo, si denoto más de lo que digo! mientras caigo en la inconsciencia de esta mísera presencia, que va perdiendo la esencia en la mezcla sin bozal.

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