Disfrazaban sus mejillas un débil tono rosado, que intentaba con ingenuidad ocultar sus heladas arrugas; tampoco servían de nada sus mejores galas sin algún vals para lucirlas; y tan ridículas resultaban las confortables sábanas de satén, desperdiciadas en sus tiesas espaldas. Al menos todavía compartían la misma habitación, aunque ya no la misma almohada. Inútil ritual que obliga a los amantes a descansar en camas separadas.
“Quizá en el cielo, un funeral sea una boda para los ángeles” pensó su nieta mayor, esbozando una aliviada sonrisa.
2 COMMENTS:
ResponderEliminarJan said...
Lágrimas y sonrisas mezcladas en escasos renglones. ¿Si esto no es talento el talento dónde está?
Más besos.
MARTES, JUNIO 06, 2006 4:15:00 PM
Laila said...
Prrrrrr
memocionas.
VIERNES, JUNIO 16, 2006 11:12:00 PM